El Teatro de Objetos y la Escena Expandida

Hasta casi finales del Siglo XX “el teatro” se enseñaba basándose en la lectura de las obras teatrales, el análisis estructural de los mismos y el traslado a la escena de la obra, intentando la mayor fidelidad posible al pedido del texto. La creatividad del director de escena, tanto de títeres como de actores debía colarse entre esos intersticios. Si bien esta modalidad sigue vigente y da buenos resultados en muchos espectáculos, hace ya como mínimo cincuenta años que se ha aceptado que existe además un teatro posdramático y que la literatura dramática ya no es inexorable y puede o no, ser el punto de partida de una obra escénica. La dirección escénica acciona actualmente en el campo expandido de las artes. La posdramaticidad como concepto apareció para aludir a que había algo posterior al teatro dramático, que tiene a la palabra escrita como base de la representación, y, que el conflicto fundamental que señala se establece entre las nociones de Presentación y Representación.

El concepto de presentación, la opción por una Teatralidad Expandida, la desjerarquización de la palabra escrita frente a los otros componentes de la práctica escénica, la puesta en escena como suceso compartido activamente con el espectador, la noción de teatralidad, la inclusión de lo real, el giro performativo y muchos otros tópicos de nuestros tiempos teatrales han sido motivo de debate crítico desde los años 70 del siglo XX. El concepto posdramaticidad fue muy útil para expresar didácticamente ese tiempo. Si bien es interesante tomar en cuenta las palabras de Oscar Cornago cuando dice: “Cuando todo sea posdramático, el concepto de posdramaticidad habrá cumplido la función para la que fue creado, y más allá de un ámbito didáctico lo mejor será reemplazarlo por otros que muestren mayor potencia crítica.” Actualmente la dramaturgia hipertextual está creando nuevos conceptos y parámetros de análisis, por ejemplo, la noción de interteatralidad

La aparición del concepto de Teatro de Objetos ocurre en el universo del Teatro de Títeres en este mismo momento, posterior a las vanguardias históricas y neovanguardias (si bien el Dadaísmo, Alfred Jarry y Marcel Duchamp, por ejemplo, son relevantes cuando se habla de la historia del lenguaje) y está ligada, por un lado, a la historia de los títeres en general pero también a la dramaturgia de la imagen, la posdramaticidad y la crisis de la palabra en el teatro.

Al Théàtre de la Cuisine, de Francia se le adjudica actualmente la invención de la denominación Teatro de Objetos: “El 2 de mayo de 1980 fue pronunciado por primera vez el término “teatro de objetos” por Katy Deville. Para la codirectora del Théàtre de la Cuisine se trataba entonces de encontrar, junto con algunas compañías teatrales cómplices, una denominación en común para las preocupaciones estéticas y éticas que compartían. Otro nombre para una relación diferente de la práctica teatral. Un teatro liberado tanto del poder absoluto del texto como de las condiciones, dificultades y convenciones de los títeres”

Cuando aparece hace unos 40 años la categoría Teatro de Objetos, fue una declaración de principios. Nadie sabe exactamente a qué llamamos así y la falta de precisión le permite mantenerse vivo y alerta. En sus orígenes el nombre pretendía ser más general y abarcativo que el más tradicional de Teatro de Títeres o Marionetas. Muchos objetos no diseñados especialmente para la escena podían obtener papeles protagónicos en las obras, a partir de esa denominación. Además, a la luz de las intensas reflexiones en torno al objeto que preocuparon a las artes visuales del siglo pasado, este nombre nuevo le otorgaba al lenguaje de los títeres la posibilidad y el derecho de formar parte de las vanguardias históricas y sus innumerables correlatos. Así como el Teatro de Actores asentado en el texto dramático, no desaparecerá nunca, pero necesita de la oxigenación periódica de la imagen, la performance, la dramaturgia performática y la escena multimedial, del mismo modo el Teatro de Títeres, necesita ser puesto en cuestión para poder sostener su vigencia y no aislarse. Al Teatro de Objetos le inquieta la batalla entre cosidad y carnalidad. Objeto y humano. Cosa y carne. En el Teatro de objetos esta lucha pertenece a la naturaleza de la tarea interpretativa, el actor de este tipo de teatro es llamado “manipulador”. Es una intensa y emotiva fuerza externa que impulsa al objeto. Su cuerpo está conformado por zonas o provincias disociables que le permiten ser él mismo, pero también lo otro, el objeto.

Claramente, como se ve en ambas citas, la categoría es abierta y flexible y su denominación adquiere variantes según el país y la cultura que la emplea, pero, en todos los casos, nació de la necesidad de una nueva denominación para la tarea que se llevaba adelante en un momento de gran debate conceptual en el teatro occidental.

Ana Alvarado (Directora y autora teatral. Investigadora en el área del teatro objetual) (fragmento de la publicación Las preguntas de la dirección escénica. La identidad del teatro de objetos en la escena expandida. Revista Móin-Móin, Año 15, Nro. 21, V.2. (UDESC). Brasil 2019)

Créditos foto
Espectáculo: Pieza para maniquíes y un actor de reparto
Dirección: Ana Alvarado
Fotografía: Lorena Paeta

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